domingo, 24 de abril de 2011

Matronatación









La natación es el deporte más completo y el primero que se puede empezar a practicar, incluso antes de que los bebés aprendan a andar o a gatear. Hasta hace algunos años, los doctores y expertos no recomendaban llevar a los niños a clases de natación hasta que no cumplieran los cuatro años, pero desde hace algunos años ha aparecido un tipo de natación para bebés muy recomendable: la matronatación.

La matronatación no son clases para que los bebés aprendan a nadar, entre otras cosas, porque no es hasta aproximadamente los cuatro de edad cuando el aparato locomotor está lo suficientemente desarrollado como para nadar.

La matronatación es una actividad que busca la estimulación acuática del bebé por medio de una serie de juegos que le permiten aprender a flotar y moverse por el agua con la ayuda de sus padres.

También se realizan ejercicios para la mejora de la psicomotricidad, lo que se transferirá de manera positiva en un mejor aprendizaje del gateo y/o la marcha.

Los niños pequeños aprenden jugando y los papás aprenden junto a ellos. Y en un ámbito tan especial como es el agua, es necesario que los pequeños nadadores se sientan seguros de la mano de sus padres. Mediante la orientación del profesor encargado de la actividad, los padres participan en la aventura acuática de su bebé. Además este contacto reforzará el vínculo inicial entre los progenitores y los bebés, viviendo una experiencia original, única e irrepetible

Además de relajar a los bebés - favoreciendo que se les abra el apetito concilien mejor el sueño y estén de buen humor -, las clases de matronatación tienen muchas más ventajas, tanto a nivel físico como social y emocional:

- Favorece el desarrollo psicomotor. Aunque todavía no camina o gatea, el bebé se mueve con libertad dentro del agua y comienza a tener nociones del espacio y las distancias.

- Ayuda al desarrollo de su aparato locomotor, mejorando el rendimiento muscular y favoreciendo la movilidad y la rapidez.

- Fortalece el aparato respiratorio. El agua exige un mayor esfuerzo respiratorio, por lo que el bebé fortalecerá sus pulmones durante las clases.

- El agua estimula la capacidad observadora y de juego del bebé, lo que repercutirá positivamente en otros aprendizajes futuros y fomentará su creatividad.

- Aumenta y favorece el vínculo entre padre y/o madre y el bebé. El bebé compartirá con sus padres una experiencia divertida y enriquecedora, toda una aventura que le hará unirse emocionalmente mucho más a ellos. Además entre ellos se creará un vínculo de confianza porque el niño necesita de sus padres para poder mantenerse en el agua de forma segura.

- La estancia en la piscina con otros niños le hará empezar a aprender a compartir y realizar actividades con otras personas, aumentando su confianza a la hora de comunicarse y socializarse.

Se realizan juegos con materiales didácticos como pelotas, tablas, aros, y flotadores para lograr equilibrio y fortalecer el tono muscular, el aparato circulatorio y el sistema óseo.
También se practican ejercicios de desplazamiento, para flotar y lograr flexibilidad. Uno de los primeros ejercicios que se realizan para comenzar la adaptación en el agua, consiste en acunar con los brazos al bebé y pasearlo por el agua, manteniendo siempre el contacto con el bebé para que no tema. Otro ejercicio de adaptación se basa en alazar al niño de modo que solamente sus piecitos toquen el agua y luego alzarlo en un movimiento de juego hacia el espacio.

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